¿En qué consiste la ansiedad?


La ansiedad se asocia con una gran cantidad de actitudes ante la vida, es una palabra que, más allá de la circunscripción psicológica, tiene definiciones particulares que concuerdan en ciertos conceptos básicos como: crisis, miedo, preocupación, padecimiento, vacío e incertidumbre. Sentir ansiedad de modo ocasional es una parte normal de la vida, sin embargo, las personas con trastornos de ansiedad con frecuencia tienen preocupaciones y miedos intensos, excesivos y persistentes sobre situaciones diarias. Con frecuencia, en los trastornos de ansiedad se dan episodios repetidos de sentimientos de miedo o terror que alcanzan un máximo en una cuestión de minutos (ataques de pánico).


La ansiedad es un sistema de defensa natural con el que contamos todos los seres humanos. Sin embargo, cuando los sentimientos de preocupación son excesivos, y vienen acompañados de síntomas físicos, de pánico, y pensamientos irracionales, nos encontramos ante un trastorno de ansiedad. (Figura I).
“Estos sentimientos de ansiedad y pánico interfieren con las actividades diarias, son difíciles de controlar, son desproporcionados en comparación con el peligro real y pueden durar un largo tiempo. Con el propósito de prevenir estos sentimientos, puede suceder que evites ciertos lugares o situaciones. Los síntomas pueden empezar en la infancia o la adolescencia y continuar hasta la edad adulta.” (MC, 1998)

Aunada a esta definición, en la tesis presentada por Lidia Romero se argumenta que la ansiedad

“Es entendida como una emoción psicobiológica básica; adaptativa ante un peligro o desafío, cuyo fin es liberar la situación de riesgo. La palabra ansiedad proviene del latín “anxietas” que hace referencia a congoja o aflicción y da como resultado una perturbación psicofísica, caracterizada por un malestar psicofisiológico que incluye: perturbación, inquietud o zozobra; por una inseguridad o temor ante lo que se percibe como amenaza inminente."

La ansiedad es una respuesta que permite y ayuda a la supervivencia del hombre, abriéndole la posibilidad de responder de manera un tanto instintiva, alertándole o preparándole para actuar ante un peligro. Estas respuestas incluyen conductas de  evitación o huida; Sin embargo, esta respuesta de ansiedad, en diversas ocasiones sobrepasa los límites que la hacen útil para el ser humano, generando en éste una respuesta contraria, convirtiéndola en una “ansiedad patológica” (Romero, 2009, 7).
Además de esto, cabe mencionar que esta emoción es una respuesta natural ante un sentimiento de amenaza provocado por un peligro externo o interno, por lo que es necesario diferenciar entre el miedo (donde el sujeto conoce el objeto externo que le amenaza y se prepara para responder) y la ansiedad (en la cual el sujeto desconoce el objeto, que es en realidad una amenaza interna, por lo que es complicado responder ante la amenaza), tal como argumenta la Clínica Universitaria Navarra en su entrada titulada “Ansiedad” (2020).

En conclusión, la ansiedad patológica es un trastorno psicofísico, se presenta ante una amenaza y puede ser utilizada como mecanismo de defensa, actuando como evasión o huida; a diferencia del miedo, el sujeto desconoce la causa, se siente fuera de control. Si bien es un trastorno común que puede iniciar desde la infancia y extenderse hasta la edad adulta, no es un modo de vida saludable convivir a diario con la incertidumbre. Por lo regular, el sujeto no sabe diferenciar si se trata de algo transitorio o algo crónico, por lo que la asesoría profesional no está de sobra.



Por otro lado, desde el punto de vista etiológico (que es el estudio de las causas), a la ansiedad se le puede identificar a partir de los síntomas siguientes: Nerviosismo, agitación, tensión, sensación de peligro latente e inminente, pensamiento rumiativo, pensamientos irracionales. Físicamente, aumenta el ritmo cardiaco y el respiratorio, hay sudoración y temblor incontrolable, debido al pánico, se experimenta sensación de debilidad, cansancio; es complicado lograr concentrarse en algo o dejar de sentirse preocupado, la calidad de sueño es pésima, el aparato digestivo funciona incorrectamente. 

La ansiedad se conforma por pensamientos irracionales y excesivos que sólo ocurren en la cabeza del paciente. (Figura II).


Una persona con ansiedad tiene la idea de que se está buscando evitar a toda costa las situaciones que activan este mecanismo; sin embargo, la situación está en la mente, dentro del sujeto. De acuerdo con Romero, de un momento a otro el sujeto experimenta “el comienzo repentino de palpitaciones, el dolor precordial, sensaciones de asfixia y vértigo, sentimientos de despersonalización y de irrealidad, temor secundario a morir a perder el control o a enloquecer” (Romero, 2009, 21). Las fobias están presentes en las personas ansiosas. “En la ansiedad infantil, las manifestaciones son similares a las descritas para el adulto, revistiendo características especiales de las fobias (por tratarse de temores a la oscuridad, los animales y a la separación de los seres) y el trastorno por déficit de atención e hiperactividad” (CUN, 2020).
El anterior vídeo expone los síntomas previos a un ataque de ansiedad. (Figura III).















Las causas fundamentales de la ansiedad son factores genéticos que acentúan la predisposición al trastorno. 
“Entre los factores precipitantes de la enfermedad estarían los acontecimientos estresantes, en particular las dificultades en las relaciones interpersonales, las enfermedades físicas y los problemas laborales” (CUN, 2020).

 

En suma, la etiología de la ansiedad y las definiciones citadas, resultan en la conceptualización de la ansiedad como un trastorno propio del ser humano que puede desarrollarse desde la infancia o bien manifestarse a través de una predisposición genética; los factores que la crean son sumamente diversos, estrés, trabajo, estudio, familia, nivel económico, metas personales, entre otros. En una sola persona pueden conjugarse dos o más causas del origen de la ansiedad y manifestarse por medio de los patrones de conducta enunciados.

El trabajo, la vida familiar, las finanzas, el estudio y las relaciones sociales pueden ser grandes detonantes del estrés. (Figura IV).


Para abundar más en el tema, se desarrollan los puntos referentes a la ansiedad: epidemiología, clasificación de la ansiedad, tipos de evaluación, estrategias y programas de intervención psicológica, los cuáles podrás conocer en las otras entradas de este blog.

Bibliografía:

Bibliografía de Formas

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